SERAFÍN

El nombre Serafín deriva del hebreo "serafim" (שרפים), que se refiere a un orden de ángeles en la tradición judeocristiana. Estos seres celestiales son descritos en la Biblia como criaturas ardientes, que están cerca del trono de Dios y se caracterizan por su pureza y santidad. Por lo tanto, el significado del nombre Serafín se asocia con la idea de ser "ardiente" o "inflamado", simbolizando la pasión divina y la proximidad a lo sagrado. Etimológicamente, "serafim" proviene de la raíz hebrea "saraf" (שרף), que significa "arder" o "quemar". En el contexto bíblico, los serafines son representados como seres de fuego que rodean a Dios y cantan sus alabanzas. La connotación del nombre es profundamente espiritual y evoca una conexión con lo divino y lo sagrado. La adopción de este nombre en diferentes culturas ha llevado a variaciones en su interpretación, pero su esencia sigue ligada a la idea de una profunda devoción y espiritualidad, originada en la tradición judeocristiana y asociada con la naturaleza celestial y ardiente de los serafines.